Comentario
Frente a la abundancia que Egipto siempre tuvo, hay una literatura egipcia y bíblica sobre las hambrunas que azotaron el país del Nilo de manera más o menos periódica. Ante todo hay que decir que la historia de la Humanidad no se ha librado del hambre ni siquiera en nuestro tiempo de superproducción y tecnología avanzada. El arte y la literatura nos han dejado testimonios de horribles hambrunas en el Egipto Antiguo. Los relieves de la calzada de la pirámide de Unas son un motivo estético impresionante. Las biografías de los señores del Egipto Medio durante el I Periodo Intermedio se vanaglorian de haber socorrido a las poblaciones de sus nomos cuando había escasez. Para ello abrieron sus graneros a los pobres.
Uno de los episodios más impresionantes del hambre que reina en el Alto Egipto son los llamados Papeles de Hekanakhte, los cuales describen a fines del Imperio Medio casos de canibalismo en la zona de Tebas. De sobra conocida es la bíblica historia de José con los años de abundancia y de escasez. Finalmente está la famosa estela del hambre, escrita en la Isla de Sehel, en la I catarata, una falsificación de época ptolemaica, que cuenta cómo el Nilo durante siete años consecutivos no creció y por ello sobrevino el hambre en Egipto. El rey Zoser de la III dinastía, instruido por Imhotep, hizo grandes sacrificios en honor de Khnum, dios de Elefantina, y el río volvió a crecer normalmente. Ni que decir tiene que el rey en reconocimiento donó al templo las tierras situadas al sur entre Assuán y Takomso. No es fácil explicar estos fenómenos a tantos siglos de distancia, pero hemos de admitir que la economía de Egipto dependía del Nilo, de cuyas crecidas era beneficiario, pero en el caso de que hubiera irregularidades era su víctima. Cualquier disminución acarreaba el hambre al país.
Otra causa de miseria era la ruptura de la unidad política y el fallo de la administración, porque Egipto estaba organizado de tal manera que el funcionariado, y en general todo el país, dependía de la eficacia de la red distributiva de la administración central.
Modernamente se ha intentado hacer responsable de estas hambres a las crecidas irregulares del Nilo, es decir, una respuesta ecológica a la tradición bíblica y egipcia. Es posible que así sea, pero creemos que los datos disponibles no autorizan a tan particulares conclusiones. Pero no debemos olvidar lo que decíamos al comienzo de este apartado: con hambre o sin ella, Egipto era uno de los territorios más ricos de la antigüedad. En la época ramésida pudo enviar trigo a los hititas hambrientos y en la época helenística socorre a los griegos, que andaban mal de subsistencias. Ni que decir tiene que en época romana era el granero de Roma.